Hanky Hank

Hanky Hank
El Hombre

viernes, 30 de enero de 2009

God hates us all

Te despiertas un día y todo sigue igual que el día anterior.

Nada ha cambiado. Las mismas caras. Los mismos imbéciles al volante.

Mismo café...

Llegas al lugar de siempre a la hora de siempre.

Café de siempre a las 9. Descanso, como siempre, a las 11. Café y cigarro a las 11.

Como siempre.

Las mismas bromas. La misma comida.

Y así un día, y otro día, y otro día.

Te despiertas y piensas que ese día va a ser diferente, pero no lo es.

La gente tiene miedo a lo diferente. La gente se acomoda en la rutina, en lo de siempre.

Pobres de aquellos que se atreven a salir de su rutina (benditos ellos!).

Y un día te preguntas: Qué hay más allá?

El mundo. Ahí fuera hay un maldito mundo. Y no somos capaces de verlo.

Rutina. Seguridad. Ilusión de seguridad. Miedo al cambio.

En nuestro pequeño mundo estamos seguros, así que por qué cambiarlo?

La soledad no es tan mala, ni siquiera está demostrado que sea mala.

Nos engañamos con cientos de gilipolleces que nos "alegran el día a día"

cuando lo único que debería importarnos es llegar al día siguiente.

Alegrarnos de seguir vivos. Vivir la vida. El resto: convenciones... sucedáneos... gilipolleces.

Pero te despiertas y...

Mismo café. Mismas caras. Mismos imbéciles al volante.

Llegas tarde. Has fastidiado tu rutina. A no ser que tu rutina sea llegar tarde a todas partes.

Es lo que espera la gente de ti.




Demasiado potencial desperdiciado.







La verdad: a veces mataría por otros cinco minutos más.

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