Puedes esperar lo que quieras, que nunca tendrás bastante. Puedes buscar algo que te llene. Puedes divertirte tocándote la entrepierna mientras ves a la vecina limpiar el coche o piensas en la hija del portero.
Felicidades.
Cinco minutos más tarde, ¿dónde estás?
Rodeado de silencio, en una sala llena de gente. Cuerpos danzando, sin rumbo, en lo que ellos llaman "vida".
Un día se te ocurre buscar más allá y esa gente te señala con el dedo, te coloca una etiqueta y se dedica a mirarte por encima del hombro.
Y el mismo silencio.
Otro día sienten lástima por ti, por no ser como ellos. Ellos se pasan el día negándose a sí mismos. Tú te dedicas a reirte de los pedos que se tira tu compañero.
El sonido de un pedo bien tirado debería ser considerado arte.
Al día siguiente, todo lo que tienes es tu entrepierna.
Benditas órdenes de alejamiento.
Es cierto, las miserias del ser humano son ilimitadas. Sabes qué es también ilimitada? La posibilidad de felicidad en uno o varios seres humanos, ya sea al mismo tiempo o no. (abracito)
ResponderEliminarY yo leyéndote en el baño de la oficina (en otro momento me paso con más tiempo y comento). Beso (y abrazo)
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