a casa. al trabajo. al pueblo. al puñetero quinto carajo, esquina con mordor.
y quién se queda? tú. sólo tú. y eso no es malo. es fantástico.
quién sino tú para abrazarte por las noches, para acompañarte en la vigilia o para acurrucarse en la cama.
quién mejor que tú para relatarte qué tal ha ido el día, llorar en tu hombro o despotricar sobre lo estúpido que es todo.
y esa maravillosa sensación que recorre tu ser cuando sólo tienes que darte explicaciones a ti mismo. cuando sólo te preocupa tener una cerveza o dos en la nevera "por si las moscas". cuando no esperas a nadie, porque estás cansado de esperar.
y, a la mañana siguiente, te das los buenos días. hay quien se dedica un arrechucho mañanero.
no te has abandonado.
si es que nadie nos quiere más que nosotros mismos.
ResponderEliminaryo también me quiero mucho, juanma. y no hay quien me quiera mejor.
un abrazo desde la roca.
y sigue escribiendo, porfa!:)